Estaba sentada contra un árbol, agarrándome las piernas con las manos, mientras lloraba.
- ¡EY!
- ¡EY!
- ¿Quién eres?
- Tú sabrás, me has llamado tú.
- Yo no sé quién eres.
- Entonces...¿Por qué me has llamado?
- ¡Yo no te he llamado!
- Bueno...Tampoco era para ponerse así.
- Pues no digas mentiras.
Hubo un silencio, pero no era incómodo. Me miró y dijo:
- ¿Por qué lloras?
- Yo no estoy llorando -Me sequé las lágrimas-, ¡Déjame en paz!
- No te puedo dejar en paz, tú me has hecho que viniera.
- ¿Qué yo he hecho que vinieras?
- Sí -Me sonrió-, ¿Ves lo que tienes en las manos?
- Sí, ¿Qué significa?
- Que me has llamado.
- ¿Y para qué?
- Pues...eso no sé como explicarlo -Se giró sobre sí misma un par de veces y continuó-, a veces la gente necesita un pasatiempo para olvidar lo que le hace sufrir, y tú has recurrido a eso.
- Ah, ya entiendo -Sonreí.
- Bueno, yo ya he terminado mi labor.
- ¿Cómo? Pero si acabas de venir...
- Ya, pero mi labor era hacer que olvidaras por qué lloras y lograr una sonrisa -Ahora sonrió ella.
- Entiendo...Pues, entonces...-Me reí como una niña tonta-, ¡Adiós, pompita de jabón!
Y poco a poco, la pequeña pompa de jabón desapareció con el viento...
- Hippie Sweets -
No hay comentarios:
Publicar un comentario